¿Qué es la Arquitectura?

    El gesto arquitectónico nos inunda en cada aspecto de nuestras vidas; está en nosotros saber interpretarlo. Es por eso que definir la arquitectura es tan difícil: tiene un montón de maneras de verse y abstraerse. Refleja un lugar, mostrándonos cómo se habita y se organiza culturalmente. Es un juego de orden y desorden constructivo, en el cual todos deberíamos tener la misma oportunidad de ganar o perder. Básicamente, este método de expresión puede ser descrito y utilizado por cualquier individuo. En este ensayo sostengo que la arquitectura no puede limitarse a una definición técnica o estética, porque no solo construye espacios: también refleja desigualdades y decisiones sociales. Por un lado, puede estar en lo más simple, en lo cotidiano. Por otro, también puede ser excluyente si no se piensa en todos.


    Dentro de un mundo donde coexisten lo práctico y lo necesario, la arquitectura nos muestra espacios habitables y útiles. No siempre tiene que ser monumental o compleja para ser válida. A veces, un techo bien pensado es más significativo que un gran edificio. Al hacer un análisis y escuchar la conferencia de mi profesor, reafirmé mi pensamiento de que un gesto arquitectónico puede estar en cualquier parte. Puede ser una silla bien ubicada, una ventana que da al sol o una esquina pensada para compartir. La arquitectura está en los pequeños detalles y en cómo los vivimos, aunque a veces ni siquiera se note. Incluso sin darnos cuenta, habitamos arquitectura todo el tiempo.


    Cuando digo que la arquitectura es un juego de orden y desorden constructivo, me refiero a que debería ofrecer las mismas oportunidades para todos. Pero la realidad es otra. Hoy en día, hay una gran parte de la población que no tiene acceso a una vivienda digna. Y ahí entra una frase de mi profesor que me hizo ruido: “La pobreza es una falla de diseño”. No estoy de acuerdo. ¿Cómo se diseña sin espacio ni economía? ¿Cómo se puede pensar un proyecto cuando no hay recursos, ni condiciones mínimas? No es solo una cuestión de diseño, es una cuestión estructural, económica y política. No se trata solo de proyectar mejor, sino de tener con qué. Entonces, más que un fallo de diseño, es un fallo de sistema.


    Básicamente, este método de expresión puede ser descrito y utilizado por cualquier individuo. Eso lo hace poderoso, pero también lo vuelve complejo. Definirla es difícil, ya que no tiene una sola manera de manifestarse, porque está cargada de sentidos: puede ser arte, puede ser refugio, puede ser resistencia. Por un lado, está el gesto que transforma un espacio común en algo habitable y significativo. Por otro, está la arquitectura que excluye, que olvida a los que no tienen. Ambos aspectos conviven. Así, la arquitectura no solo construye casas: también refleja las decisiones que tomamos como sociedad. Y en ese sentido, quizás más que definirse, lo que la arquitectura necesita es ser mirada con otros ojos. 

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