Diseño: ¿necesidad o creatividad?
A veces pensamos que el diseño es solo hacer cosas lindas o modernas, pero en realidad es mucho más que eso. Diseñar es responder a un problema, encontrar una solución que funcione y, si es posible, que también sea atractiva o interesante. Por un lado, el diseño tiene que ver con el orden, con pensar cómo organizar, proyectar y planear. Por otro lado, también tiene mucho que ver con la creatividad, con imaginar algo que todavía no existe. Entonces, el diseño es una mezcla de lógica y creatividad, de necesidad y de invención. Por eso, en este ensayo quiero dejar claro la idea de que el diseño no es solo estética, sino una herramienta que nos ayuda a vivir mejor y a imaginar nuevas formas de hacerlo.
Cuando alguien diseña algo, lo primero que hay es un problema. Puede ser grande o pequeñito. Por ejemplo, cómo hacer que una persona mayor pueda subir escaleras con más facilidad, o cómo hacer que una computadora no se caliente si se usa por mucho tiempo. Todos esos son problemas que el diseño puede ayudar a resolver.
Diseñar es pensar: ¿cómo hago esto más fácil? ¿más útil? ¿más claro? Y para eso se necesitan pasos, pruebas, equivocarse (a veces mucho) y por último volver a intentar porque siempre va a haber una solución. No importa si se trata de diseñar un espacio, un objeto o una idea: el diseño organiza lo que antes estaba desorganizado.
Lo importante no es si es algo grande o chico, sino si responde bien a lo que se necesita. A veces, algo tan simple como añadir una lampara ya puede cambiar cómo nos sentimos en un cuarto.
Ahora, si el diseño fuera solo lógica o técnica, sería muy aburrido. La parte creativa es la que pienso que lo hace especial. Muchas veces la solución no está en lo obvio, sino en lo que nadie había probado antes. Diseñar también es atreverse a inventar, a probar cosas raras y a romper las reglas de lo “ordinario”. Hay diseños que parecen venir de una fórmula matemática, pero hay otros que parecen surgir de un juego o hasta de una emoción humana. Ese equilibrio es lo que pone al diseño en otro nivel. Por ejemplo, una silla puede ser cómoda, pero si además tiene una forma, textura o colores que sorprenden o que nos hace pensar diferente, ya no es solo una silla: se convierte en una experiencia. El diseño necesita de los dos lados: el que lo piensa y el que lo sueña.
En resumen, el diseño no es solo hacer cosas bonitas ni solo hacer cosas útiles. Es una mezcla entre responder a lo que se necesita y atreverse a imaginar algo nuevo. Las ideas que presenté muestran cómo el diseño nace de un problema, pero también se alimenta de la creatividad. Eso es lo que lo hace tan importante en nuestra vida diaria, aunque a veces no lo notemos. Diseñar no es solo encontrar una solución, sino encontrar una buena solución.
Una que funcione, sí, pero que también nos haga sentir algo, pensar distinto o ver las cosas de otra manera.
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